25/03/2014

A bordo de…la cabina de un avión

Por Enrique López R.

Todo aerotrastornado tiene un sueño en la vida, una meta, poder volar en cabina. Nos tenemos que contentar con conseguir pasar a cockpit una vez en tierra y siempre con el permiso del capitán, previamente avisado de nuestra visita, por la sobrecargo del vuelo.
Volamos en cabina
Hace relativamente poco, tuvimos la oportunidad de volar en cabina, dos vuelos consecutivos, ida y vuelta entre Madrid y el sur de España. Queremos transmitiros las sensaciones que vivimos en primera persona, a través de este post y con algunas fotos. Fotos, en las que @landingshort , que vuela en cabina tanto como nosotros vamos en metro, ha tenido a bien prestarnos algunas, para que veáis como se ven los vuelos de noche, desde los ojos de los pilotos. Agradecemos su colaboración en esta sección.
Embarcamos
Subimos al avión, saludamos a la tripulación, y pasamos a la cabina. El comandante nos recibe con los brazos abiertos y la copiloto, nos explica como funciona el transportín en el que nos sentaremos, como funciona la máscara de oxigeno que esperábamos no tener que usar y demás procedimientos de seguridad, en caso de emergencia.
Ya con la puerta de cabina cerrada, la primera llamada desde el avión a torre de control, es para solicitar la autorización de puesta en marcha de los motores. Recibimos dicha autorización y las instrucciones de rodaje por pista, y el comandante ordena el cierre de la puerta del avión. Con la lista de procedimientos en mano, ambos pilotos empiezan a repasar controles, botones y proceden al encendido del motor 1. Todo correcto, tenemos permiso de torre para empezar a rodar, los asistentes en tierra, nos retiran los calzos, motor 2 también funcionando y el comandante da un poco de potencia para que el avión comience a rodar.
Ese paseo aeroportuario lleno de botes por los diferentes niveles de asfaltado del aeropuerto, que a veces tan pesado se hace, fue el más emocionante de nuestras vidas. Ver cómo vas avanzando por la calle de rodadura, entre aviones parados y aviones en movimiento, mientras escuchas las comunicaciones por radio, te sientes como un niño que va en coche por primera vez. Estás embobado, lo quieres ver todo a tu alrededor, lo escuchas todo atentamente. Cuando sin darte cuenta, y eso que el rodaje hasta cabecera, no era corto precisamente, te ves detrás de un avión más grande que en el que tú vas, haciendo cola para el despegue, en el punto de espera.
Airbus 319
“autorizado a entrar en pista y esperar» nos dicen desde torre, encendemos todas las luces, entramos en pista de despegue, centramos el avión y esperamos autorización. «Despegue autorizado» nos dicen desde control, y el comandante le pregunta a la copiloto si todo listo, la sobrecargo nos avisa de cabina asegurada y para nuestra sorpresa, se gira y nos pregunta ¿Nos vamos? , claro que nos vamos comandante!
Despegamos
Motores a máxima potencia y el avión que comienza a rodar, a coger velocidad, 80 nudos, 100, V1 – rotación dialogan los pilotos entre ellos y con una facilidad pasmosa, casi sin esfuerzo alguno, tiran de los cuernos de mando y el avión levanta el morro hacia el cielo. Silencio, expectación máxima, cuando el piloto dice «ascenso positivo, tren arriba» y la copiloto sube la palanca del tren de aterrizaje, mientras 3 luces rojas, pasan a ser verdes y se anuncia el «tren arriba positivo«.
Cockpit
Una vez ya en altitud suficiente, el comandante apaga alguna de las luces que no son necesarias durante el vuelo y apaga la señal de cinturones. Tras nuestro transportín, se abre la puerta de la cabina y la sobrecargo nos pregunta si queremos tomar algo. Café para todos, porque nosotros no éramos capaces de comer nada con tanto nervio en el estómago.
Vista aérea
Contada la experiencia en cabina, os podemos decir que si algo nos sorprendió, es la cantidad de papeles que hay que rellenar durante el vuelo. Burocracia al fin y al cabo que se hace por seguridad, nada que decir, pero en pleno siglo XXI, llama la atención que aún se use el papel y tanta copia, pudiéndose hacer informáticamente. Cierto es que poco después de nuestro vuelo, se anunció la implantación de tabletas electrónicas para los pilotos.
La imagen de trabajo cómodo que a veces nos han querido transmitir, no es tan real cuando la vives en primera persona. Los pilotos están siempre pendientes de los instrumentos de vuelo, de las comunicaciones por rádio, de la documentación que os contábamos para que el vuelo sea 100% seguro.
No podemos terminar este post sin antes agradecer a la tripulación de ese vuelo el cordial trato que nos brindaron, la amabilidad y hospitalidad del comandante, siempre atento a nosotros y entregado a responder nuestras preguntas, y sobre todo, a la primer oficial, ya que sin ella, su tiempo y sus gestiones, nuestro vuelo en cabina no habría sido posible.
Así mismo, agradecer a terceras personas su colaboración en este post, gracias de verdad a todos.