El Aeropuerto Internacional de Savannah, un aeropuerto con tumbas
Hola aerotrastornados!!
Después de un tiempo sin escribir sobre aeropuertos curiosos o imposibles, hoy os traemos el Aeropuerto Internacional de Savannah/Hilton Head.
El Aeropuerto Internacional de Savannah se ubica en una zona que ancestralmente estaba ocupada por bosques y tierras de cultivo pertenecientes a la familia Dotson, que incluso tenía su propio camposanto con un centenar de cuerpos inhumados. La mayoría eran esclavos de la plantación pero también yacían allí Richard y Catherine Dotson, patriarcas del clan, que fallecieron en el último cuarto del siglo XIX. Como el progreso no se detiene y ante la coyuntura internacional de la época, que amenazaba dificultades -la Segunda Guerra Mundial- se decidió construir allí un aeródromo militar.
Los descendientes de los Dotson no pusieron demasiadas pegas al traslado general de las tumbas al cementerio de Bonaventure, pero se empeñaron en mantener intocables las cuatro donde descansaban en paz los miembros de la familia, incluidos los fundadores Richard y Catherine. Así que el complejo alternó los barracones y hangares con algo tan extemporáneo como un puñado de enterramientos civiles. Sin embargo, la historia no terminó ahí. En 1945, finalizada la guerra, se decidió reconvertir el aeródromo en aeropuerto civil y la cosa experimentó una vuelta de tuerca.
Y es que una vez estuvieron listos los trabajos previos llegó el momento de empezar las obras. Era la década de los setenta y el lugar empezaba a quedarse pequeño, por lo que se acometió un plan de ampliación con la adquisición de más tierras del entorno. Y se dio el caso de que la nueva pista de aterrizaje debía pasar justo por encima de las antiguas tumbas. Al parecer no fue posible localizar familiares y, como la ley federal prohibe el traslado sin permiso de éstos, no quedó otro remedio que pavimentar dejando a la vista las lápidas. Dos quedaron al margen, pero las otras se encuentran a algo más de un millar de metros del extremo de la pista 10, en un lateral por el que las ruedas de los aviones no llegan a rodar, aunque tanto los pilotos como los pasajeros pueden verlas perfectamente.
Esta rareza se repite en otro aeropuerto del estado de Georgia, el Mathis Airport, sólo que multiplicado. La pista, construida en los años sesenta en un terreno de la familia Anglin, está tachonada con unas cuantas lápidas que indican el lugar de reposo eterno de una veintena de personas.