29/08/2020

El silencio: el protagonista en el aeropuerto.

Por Andrea Enríquez

¡Hola hipóxicos! Como sabéis agosto va llegando a su fin; el mes vacacional por excelencia a este lado del mundo, Europa.


El mes de descanso de cientos de miles de personas que vienen y van para disfrutar de sus vacaciones conociendo una capital, descansando en la playa o haciendo una escapada a la montaña.
El mes de desconexión y reencuentros con amigos y familiares. El mes en el que ralentizamos nuestro ritmo de vida; el momento de las sobremesas infinitas, de atardeceres en la playa, de andar descalzo por la arena y simplemente disfrutando del horizonte. En definitiva, el mes sin preocupaciones para los que lo eligen para desconectar.


Pero todo esto era antes. Lo que estamos viviendo ahora -en la “nueva normalidad”- en el aeropuerto es lo antagónico a lo que sería lo usual, poco ruido, poca gente, poco movimiento, pocos vuelos… el reflejo de lo que ocurre en los hoteles de veraneo y calles de restaurantes que ahora cuelgan el cartel de “cerrado”. Un agosto atípico que nos tiene a todos en vilo.


La incertidumbre nos lleva acompañando desde marzo… ¡y qué lejano se siente ahora! Y sin darnos cuenta nos preguntamos constantemente, ¿volveremos a volar como lo hacíamos antes? ¿Seguiremos viajando por el mundo como estábamos acostumbrados? ¿Volverán a estar las fronteras abiertas para los viajeros ansiosos de conocer nuevos países? ¿Podremos reencontrarnos con nuestros seres queridos cómo y cuándo queramos?


Como cantaban Los Piratas en su tema “Años 80”, “no te echaré de menos en septiembre”.


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