08/09/2020

Bioseguridad como el “BOARDING PASS” a nuestros destinos

Por Enrique López R.

Hola, Aerotrastornados!!!

Hoy os traemos un artículo que ha escrito uno de nuestros followers desde Venezuela, el amigo Abbent Castro al que le damos las gracias por anticipado y que esperamos que os guste.

¿Acaso sabíamos que la Seguridad aérea va más allá de evitar una catástrofe, o evitar situaciones que generen algún tipo de riesgo para las personas? En realidad la seguridad aérea, y toda su cultura comprende una gran serie de actividades, compromisos y protocolos que ayudan a que la estabilidad aérea se mantenga durante el tiempo. La pandemia por COVID-19 ha hecho que dichas actividades resalten, Venezuela no queda
rezagada ni exenta de estos valiosos procedimientos, hace poco se dieron a conocer los protocolos que se utilizarían para el restablecimiento de las operaciones aéreas en el país y que se pueden contrastar o diferenciar con otros países con miras al reinicio aéreo. Es indiscutible que cada vuelo y operaciones son diferentes y los usuarios del sector deben considerar los factores que pueden afectar el vuelo y tomar las medidas apropiadas para
mantener la seguridad, el personal aeronáutico venezolano lo distingue como “el buen vivir aéreo” con lo cual también podemos denominar a dichos procedimientos como Bioseguridad.

Los protocolos brindan de primera mano la importancia a la salud de cada pasajero y personal aéreo y la seguridad a las áreas de cada zona aeroportuaria oficial, entendiendo que cada aeropuerto, cada aerolínea y cada aeronave son distintos en su totalidad. Si se destacan las diferencias entre protocolos de bioseguridad aérea entre países, encontraremos
que Venezuela y la Unión Europea comparten actividades de bioseguridad muy cercanas; siendo estas las que básicamente conocemos y que muchas veces por instinto ya practicábamos fuera de nuestros aeropuertos ante el conocimiento de reinicio de operaciones en cada país.


El Instituto Nacional de Aeronáutica civil (INAC-VENEZUELA) establece parámetros protocolares para el seguimiento de sus operaciones aéreas en el país suramericano, entre las que se destaca el uso obligatorio de equipos de protección personal, distanciamiento físico de 1,5 mts como mínimo, el respectivo lavado de manos frecuente con equipos de desinfección o gel con alcohol al 70% o más y por supuesto, un monitoreo constante de
casos visibles o sospechosos de COVID-19, dejando así al país suramericano a la vanguardia protocolar aérea, digno de una comparación con cualquier país de la Unión Europea. Si se analiza el protocolo a seguir recomendado por la Agencia de seguridad aérea de la unión europea (EASA) y el centro europeo para la prevención y control de enfermedades (ECDC), veremos que estas agencias recomiendan implementar casi las mismas actividades que las anteriormente nombradas en el país suramericano, a excepción
de que de que las agencias europeas no delimitan ciertas características, tales como el distanciamiento social, que no ofrece una separación (en metros) mínima adecuada y que tampoco ofrece un monitoreo a pacientes ya contagiados, que son riesgos potencialmente altos, estos ofrecen solo el monitoreo de temperatura, pero el ingreso no está ciertamente
regulado o controlado como lo recomienda (INAC – VENEZUELA), a su vez que en toda Europa solo dos organismos se logran ver involucrados en la aplicación de las recomendaciones, por su parte Venezuela muestra más participación al verse integrados cinco organismos públicos y de prevención.


Algo si queda claro! Es fundamental que los protocolos de los distintos países deberán ser implementados por todos y cada uno de los participantes de las operaciones aéreas, no importa el grado de participación o importancia, explotadores de aeronaves, explotadores
aeroportuarios, concesionarios, proveedores de servicios de tierra y servicios especializados, por lo cual resulta necesario de igual manera realizar las indicaciones correspondientes a su personal de tierra y de vuelo para asegurar “el buen vivir aéreo” que no es más que trabajar de manera armónica, optima y eficiente, brindando así la mejor calidad para el pasajero y los miembros participantes.

¿Es tan importante el cumplimiento por parte de todos?
De hecho si, al hablar de factor humano, hablamos de personas en sus situaciones de vida y trabajo, con los ambientes que le rodean y se refiere también a sus relaciones con los demás, la actuación humana tiene que ver con la fisiología, psicología, conocimientos, habilidades, y percepciones, mientras que las relaciones humanas tienen que ver con la
comunicación, RESPONSABILIDAD, presiones y orgullo. Con el valor de la responsabilidad respondemos la interrogante anterior!!!! Y es que si aplicamos la responsabilidad nos podremos dar cuenta de:

  • La mayoría de los accidentes, situaciones riesgo y situaciones propagación de COVID-19 pueden ser evitados.
  • La prevención comienza por usted mismo.
  • Toda persona que está involucrada con la operación de una aeronave, forma parte de la seguridad aérea, de la prevención de accidentes, de la bioseguridad y de la prevención de COVID-19 en nuestros aeropuertos o los de otras naciones.

Al conocer todas estas situaciones, protocolos, actividades y recomendaciones brindadas por cualquiera que sea la agencia o cualquiera que sea el país que lo enfrenta, es necesaria la aplicación por parte de cada sector involucrado (pasajero o personal aeroportuario) para darle continuidad y operatividad al sector. Por lo cual es necesario también que cada país se encuentre a la altura del riesgo, innovando y aplicando reglas esenciales contra la propagación.


La IATA presenta una tabla de “Clasificación y Tolerabilidad del Riesgo” la cual hoy se encuentra vigente y que los órganos aéreos reguladores podrían tomar en cuenta para la defensa e investigación continua.


Anteriormente utilizada para situaciones de riesgo por accidente, se podría utilizar también como una manera de medir el impacto social generado por el COVID-19 en nuestras zonas aeroportuarias.

“No hay actividad humana o sistema diseñado por el ser humano, que esté totalmente libre de riesgos y errores, estos son aceptables en un sistema implícitamente seguro, siempre que estén bajo control, con lo cual se está trabajando arduamente para que volvamos a los cielos abiertos”.

Abbent Castro